CIUDAD DE MÉXICO, 10 de febrero.-Casi 970 millones de mariposas monarca murieron desde 1990, en buena parte por la desaparición
de sus hábitats y alimentadores en Estados Unidos en el largo trecho de Canadá a México.
De acuerdo con el Centro de Diversidad Biológica y la Agencia de Pesca y Vida Silvestre (USFWS, por sus siglas en inglés) de
Estados Unidos, una
población que alguna vez se cifró en miles de millones se redujo tanto que ahora sólo quedan entre 30 y 35 millones de
ejemplares.
En parte por eso, los terrenos donde antes se aposentaban los famosos lepidópteros anaranjado y negro —que algunos consideran
como la mariposa más bella del mundo— en
Michoacán (México) se redujeron de 18 hectáreas en 1996
—unos 25 millones de mariposas en cada hectárea— a 1.5 hectáreas en 2013.
Pero la USFWS y organizaciones ecologistas, en concreto la Federación Nacional de la Vida Silvestre (NWF) y la Fundación
Nacional de Pesca y Vida Silvestre (NFWF) creen que aún están a tiempo.
Podemos salvar a la mariposa monarca en América del Norte, pero sólo si actuamos rápido y juntos”, dijo Dan Ashe,
director del USFWS, al presentar el proyecto a la prensa de Washington.
Su principal foco, de entrada, es tratar de restablecer zonas donde las mariposas puedan descansar, alimentarse y reproducirse
durante su larga migración, que les puede tomar dos o tres meses y otras tantas generaciones de un extremo al otro de su viaje.
Plan de rescate
Para empezar, según The Wa-shington
Post, este año invertirán dos millones de dólares para plantar algodoncillo en unas 200 mil hectáreas de hábitat a lo largo de los casi tres mil kilómetros de la Carretera Interestatal 35, que
va de Texas a Minnesota, y que corre a lo largo de la ruta de migración.
La filosofía es simple: sin algodoncillo no hay mariposas.
1.2 millones de dólares más serán dedicados para crear un grupo que genere recaudación de fondos entre organizaciones
privadas.
Medios informativos estadunidenses afirmaron que los iniciadores del proyecto tratarán de entusiasmar a otras agencias
federales y estatales para hacer lo mismo en las tierras públicas y que trabajan con los gobiernos de México y Canadá para ayudar a restaurar la población de mariposas.
De acuerdo con la cadena estadunidense CBS, en diciembre pasado el gobierno del presidente Barack Obama se dijo dispuesto a
colocar la mariposa bajo la protección de la ley de especies en peligro, lo que protegería sus zonas de supervivencia y prohibiría matarlas o capturarlas.
Sin embargo, una buena parte del problema se debe menos a la muerte o la captura de mariposas que a la ausencia de
hábitats.
Mucho del problema se debe a las amenazas significadas simplemente por el crecimiento de zonas urbanas y campos de cultivo que
han desplazado o eliminado los sitios donde se reproducían y alimentaban.
De hecho, la principal víctima de esas nuevas situaciones es el algondoncillo, una planta
perenne que es la única donde estas mariposas depositan sus huevos.
Cuando la larva nace, la oruga come la planta. Pero sin algondoncillo a lo largo de su ruta migratoria, la monarca simplemente
no puede reproducirse.
Sin embargo, una gran parte del algodoncillo que crecía de forma silvestre en el territorio estadunidense ha sido eliminado por
la fumigación de agricultores para proteger sus cosechas.
Grupos ecologistas han hecho hincapié en que muchos de esos cultivos son transgénicos.
Los lugares que las monarcas escogen para hibernar luego de cuatro mil kilómetros de vuelo, son justamente los bosques
mexicanos, se trata de los pinos y oyameles ubicados en Michoacán y el Estado de México.
El punto es importante porque esa es una de las razones a las que se atribuye la disminución no sólo de la mariposa monarca
sino también de las abejas, que al igual que aquellas son insectos polinizadores afectados por herbicidas y cosechas modificadas.
El extenso uso en la agricultura del herbicida Roundup, una
creación de la empresa Monsanto, ha puesto al borde de extinción la población norteamericana de la mariposa monarca. Los datos han aparecido en un informe publicado recientemente en Estados
Unidos.
Según descubrieron los
científicos del Centro
para la Seguridad Alimentaria, la tecnología agraria que combina el uso del glifosato, la sustancia activa del herbicida,
con el cultivo de plantasgenéticamente
modificadas ha diezmado la fuente principal de alimentos de esta
especie de mariposas: el algodoncillo y otras hierbas del género ‘Asclepias’.
Monsanto no
ofrece al mercado nada específico para el exterminio de la mariposa monarca, ya que estas no causan un daño importante en los cultivos. Sin embargo, la emblemática especie norteamericana está
amenazada directamente por la tecnología agraria que promueve esta compañía, asegura el director ejecutivo del centro ya mencionado, Andrew Kimbrell.
Tanto el néctar como las
hojas de las ‘Asclepias’ son imprescindibles para la vida de las mariposas monarca: siendo oruga consume sus glucósidos cardiacos, un compuesto venenoso de estas hierbas que después
distribuye por el tejido de sus alas para que presenten peligro para los depredadores. Así,el veneno de las ‘Asclepias’ las protege de gran parte de
ataques y aumenta su capacidad de supervivencia. Además, en la madurez las mariposas prefieren alimentarse del néctar de las flores de las mismas especies herbáceas, que
para los
agricultores son simplemente mala hierba.
“Dejar que la mariposa
monarca desaparezca para permitirle a Monsanto vender su herbicida durante unos
cuantos años más es simplemente vergonzoso”, dice Andrew Kimbrell citado por elsitio
web de su centro. Mientras tanto, los investigadores calcularon que Roundup ha matado ya un 99% de las ‘Asclepias’ en los campos
del Medio Oeste de EE.UU., el que antes era el hábitat
principal de estas mariposas.