Reserva de la biosfera de la Mariposa Monarca

   

La Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca está localizada en la parte este del estado de Michoacán y parte del oeste del Estado de México en la zona central de México. La reserva fue creada para proteger el entorno natural y hábitat de la mariposa monarca teniendo una superficie total de 56.000 hectáreas.[1] Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2008.[2]

En el invierno del 2007/8, había doce importantes colonias o santuarios de las mariposa monarca cubriendo un total de 4,75 hectáreas en México, igual que el invierno anterior y cinco más que las existentes en el invierno del 2004/5. Ocho de las doce colonias están inscritas en la reserva de la Bioesfera. Cuatro de esas ocho están abiertas al público. Estas son:

Las ocho colonias restantes están situadas cerca de San José Villa de Allende e Ixtapan del Oro no estando abierta al público al haber peligro de daño a las colonias de mariposas.[3]

Mientras la reserva tiene todavía problemas de infraestructura, destacando la basura en las zonas comerciales y de aparcamiento, se ha trabajado para subsanar estas deficiencias destacando el santuario de EL Rosario. Estas nuevas infraestructuras comprenden sendas para peatones bien definidas con patrullas de seguridad.[1]

Durante el invierno de 2008/9 etiquetaron a una gran parte de las mariposas durante el invierno con trazas autoadhesivas muy ligeras para no dificultar el vuelo de las mismas. El propósito de este etiquetado es determinar la ruta exacta de las mariposas en su vuelo hacia el norte atravesando Estados Unidos y Canadá.[1]

Instan a conservar ecosistema de la Mariposa Monarca

 
 
 

 

Parte de las mariposas hibernan en los bosques de oyamel, en Temascaltepec (México). EFE

  • El espectáculo natural que ofrece el insecto al migrar ayuda al desarrollo sostenible del país

Comunidades aledañas se integran a la gestión forestal sustentable

La mariposa monarca convierte cada año los templados bosques de México, tras recorrer miles de kilómetros en busca de mejores climas, en el escenario de un espectáculo que ha obligado a conservar este privilegiado ecosistema.

Los campesinos de comunidades rurales, ejidos y pequeñas propiedades de la Reserva de la Biosfera de la mariposa monarca, en los estados de México y Michoacán, son los principales beneficiarios de proyectos sostenibles que les mantienen alejados de actividades perniciosas para el bosque.

"Antes trabajábamos algunos día en la madera, pero ahora por fin tenemos un trabajo fijo", explica a un grupo de periodistas el presidente de la Asociación Vivero Forestal "Las novias del Sol", Dionisio Zarza.

Este vecino de 57 años y rostro sereno de la comunidad de San Juan Xoconusco, en la parte del Estado de México de la reserva, trabaja junto con otros 25 compañeros en el cultivo de pinos, oyameles y cedros que servirán para reforestar los claros originados por la tala clandestina y aumentar la densidad forestal de la zona.

El vivero, en el que trabajan 13 hombres y 13 mujeres del municipio, forma parte del programa integral que la alianza del Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF) y la compañía Telcel desarrolla en la reserva.

A varios kilómetros, lejos de cualquier contacto con el hombre, se encuentra el Santuario de Cerro Pelón, donde miles de coloridas mariposas alzan el vuelo con los primeros rayos de sol y se recogen en majestuosos racimos en cuanto cae la noche o llega la lluvia.

Las sucesivas ampliaciones del perímetro de zona protegida que se acometieron en la década de los ochenta y noventa causó constantes problemas con los dueños de los bosques, que acostumbraban a comerciar con la madera o cultivaban en los claros que se iban formando tras la tala.

"Al principio fue difícil hacer respetar el área protegida porque los pobladores tuvieron que adaptarse a un uso totalmente diferente del bosque", explica el coordinador del programa Mariposa Monarca, Eduardo Rendón, un apasionado experto de este insecto.

La producción de hongos, los talleres de artesanía o los centros de transformación de madera procedente de la gestión forestal sustentable son algunos ejemplos de las nuevas actividades que se realizan en una región en la que, además de la monarca, viven 132 especies de aves, 56 de mamíferos, 211 de hongos y 432 de plantas.

En el Ejido Asoleadero, en la parte de la reserva del Estado de Michoacán, junto al denominado Cerro del Campanario, quince mujeres trabajan en un pequeño centro de elaboración de artesanía donde realizan cuidadas figuras con madera obtenida de la poda controlada de los árboles.

"Gracias al taller pude volver al Ejido y estar con mis hijos. Antes solo podía regresar cada cuatro meses porque trabajaba a 500 kilómetros de aquí", declara a Efe la presidenta del grupo, Sonia Valencia, viuda y madre de 4 hijos, mientras corta con ayuda de una pequeña sierra un trozo de madera en el que está pintada la señorial silueta de la monarca.

La relación que estos insectos han mantenido con los pobladores de los bosques es tan antigua que ha dado lugar a singulares leyendas en las que las mariposas encarnan el alma de los difuntos, que vuelve con sus seres queridos el Día de los Muertos, el 1 de noviembre.

Si bien la explicación científica es un tanto diferente.

"La mariposa monarca viene huyendo del frío de los bosques de Estados Unidos y Canadá y acude a descansar. Gasta la menor cantidad de energía posible para poder emprender el camino de vuelta en primavera y es necesario garantizar su tranquilidad", precisa el coordinador del programa Mariposa Monarca.

Por ello, uno de los principales retos para su conservación es asegurar el desarrollo social y económico de los habitantes de la Reserva, que incluye 59 ejidos, 13 comunidades indígenas y 21 pequeñas propiedades con ascendencia Matlalzinca, Purepecha, Mazahua y Otomí.

"Para cuidar a la mariposa monarca durante su hibernación en México es muy importante cuidar de todo su entorno", sentencia Rendón.

LA MONARQUÍA CANARIA